martes, 1 de julio de 2008

ARGENTINA, ENTRE GOLES Y DESAPARECIDOS

De cuando la Dictadura militar ideó la forma de recrear los circos romanos.

La XI Copa Mundial de Fútbol se desarrolló en Argentina, entre el 1 y el 25 de junio de 1978. La Copa del Mundo volvía así a Sudamérica por primera vez desde 1962. En el país se vivía el apogeo de la Guerra sucia y existía un fuerte clima de terror, mientras la violencia no daba signos de ceder. El mismo Comité Organizador enfrentó problemas.
Omar Actis, designado por la Junta Militar para dirigir el Mundial '78 junto al almirante Carlos Alberto Lacoste, fue asesinado el 19 de agosto de 1976. Este hecho fue atribuido en un inicio a movimientos guerrilleros, pero luego fue descubierto (30 años después) que se debió a rencillas con Lacoste por el manejo de fondos para el Mundial. Mientras Actis quería un mundial austero, Lacoste quería que fuera impresionante. Tras el fallecimiento de Actis, el puesto quedó en manos del general Antonio Merlo, quien se dejó influir por el marino. Las cifras del torneo superaron los 700 millones de Dólares estadounidenses que se invirtieron para remodelar los estadios de River Plate, Vélez Sarsfield, Rosario Central, la construcción de tres estadios nuevos y el mejoramiento de aeropuertos, sistemas de comunicaciones e infraestructura hotelera, sin embargo nunca se habló de la inversión en armas y en pago a torturadores. Por otro lado, Canal 7 Argentina fue mejorado para poder transmitir a color por primera vez el torneo y fue renombrado ATC, para difundir la imagen de un país feliz, ignorante desde sus entrañas de la sangre derramada la cual no podía verse en las pantallas porque corría en la oscuridad de los centros clandestinos de detención como ESMA y LA PERLA.
El 14 de enero 1978 se realizó el sorteo en el Centro Municipal General San Martín. La
Selección de fútbol de Argentina debía jugar contra la Selección de fútbol de Francia, la Selección de fútbol de Italia contra la Selección de fútbol de Hungría, mientras que la defensora del título, la Selección de fútbol de Alemania debía enfrentarse en un grupo bastante accesible a la Selección de fútbol de Polonia, Selección de fútbol de Túnez y
Selección de fútbol de México. El torneo fue disputado en 6 estadios, repartidos en las ciudades de Buenos Aires, Rosario, Mar del Plata, Córdoba y la Ciudad de Mendoza.
La mascota de este mundial de Fútbol fue el Gauchito y la pelota oficial sufrió un cambio revolucionario con la aparición de la Adidas Tango. Esta pelota se convirtió en un clásico del diseño que iba a perdurar durante cinco mundiales, y contaba con mayor impermeabilización que los diseños anteriores. La gran final se jugó entre la Selección de fútbol de Argentina y Holanda. Fue un partido muy disputado en que los equipos debieron ir a tiempo suplementario, ya que en los 90 minutos habían empatado 1:1. Finalmente, con goles de Mario Kempes y Daniel Bertoni la selección albiceleste se impuso por 3:1, levantando la copa por primera vez. Daniel Passarella levanta el trofeo de la Copa Mundial de Fútbol de 1978 Argentina, que llevaba muchos años buscando el derecho de celebrar la Copa Mundial, lo consiguió finalmente en 1978.
Sin embargo este hecho produjo actos de repudio en muchos países europeos, donde se organizaron protestas y acciones de boicot a este torneo, a causa de los miles de casos de violaciones a los "Derechos humanos" realizados por el Régimen Militar en el llamado Proceso de Reorganización Nacional en el poder de la nación argentina desde 1976. El gobierno, sin embargo, obtuvo el apoyo de la "FIFA" y logró llevar a cabo el evento, el que sufrió las ausencias de Johan Cruyff y Paul Breitner, quienes se negaron a participar por motivos políticos, dos del 15% que ignoraba lo que estaba pasando. Además, en señal de protesta, los jugadores del equipo de Selección de fútbol de los Países Bajos, Holanda se negarían a saludar a los jefes de la dictadura argentina (tres del 15% que estaba ejecutando el terrorismo de Estado), a la hora de recibir las medallas por el sub campeonato obtenido, y previamente a la final, se reunieron con Madres de Plaza de Mayo, las que eran consideradas locas por buscar a sus hijos, nueras y esposos. Solo 32 años después continúan su lucha, ahora por encontrar a sus nietos, esos niños que nacieron en cautiverio, mientras el genocida de Videla festejaba los goles para acallar los gritos de los jóvenes que morían torturados a pocos metros de cada estadio mundialista, mientras las mujeres parían una nueva generación que no va a olvidar.